sábado, 28 de septiembre de 2019

CAMINO DE FAMILIA

Escribe: Javier Lizarraga | Fotografía: Mª Luz Lamana

Me gustaría empezar estas líneas recordando el Salmo 125: “El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres”. Esta frase del Salmo podría describir a la perfección lo que vivimos el 6 de julio en la Casa de Oración de Egiluze, en un primer encuentro que tuvimos con el Consejo General, las Superioras de Comunidad y las Hermanas que quisieron participar junto con algunos de los laicos pertenecientes a la Fraternidad Molante. 

Un día precioso, soleado, con sensaciones tan gratas que presentíamos todos de que algo bueno y grande iba a suceder. El Espíritu Santo, que siempre dinamiza a su Iglesia y a sus miembros no dejó de estar tan presente que incluso pudiésemos estar sintiendo un “Pentecostés”. Susana nos introducía en lo que se pretendía con esa mañana de trabajo y posterior comida festiva. Como era de esperar nos fuimos presentando cada uno de nosotros, algunas caras más conocidas que otras, pero que al final del encuentro todos pudimos decir “ahora sí nos conocemos, ahora sí sabemos que hacemos, ahora sí vivo en la confianza de sentirnos una misma Familia Hijas de la Cruz”. Susana nos decía, “cada uno donde está, cada uno con sus vivencias y particularidades, cada uno desde su vida propia; pero todos viviendo el Carisma de enseñar, curar y realizar toda clase de buenas obras…”. Es ahí donde nos une, nos une nuestro Bautismo y ese compromiso de vivir la fe, por y para el Evangelio.

“ahora sí nos conocemos, ahora sí sabemos que hacemos…”



En la segunda parte de la mañana, se presentó el trabajo que las Comunidades habían hecho en torno a lo mandado en su día por el CILS. Nuestra sorpresa fue ver como la acción del Espíritu Santo suscita en nosotros cosas bellas. Vimos como los trabajos presentados por las Hermanas y por la Fraternidad Molante, en distintos ambientes, en distintos tiempos y trabajándolo cada uno por separado, eran de tal similitud que solo puede darse si lo que estamos haciendo lo hacemos bajo la mirada de Dios.

Hablamos de futuro y de pasos que podemos dar; salió el cuidar la comunicación, crear espacios donde nos vayamos conociendo… En palabras de Susana “alargar la tienda” en un pensamiento y oración constante de manera bidireccional. Claro que es posible, claro que llegaremos a grandes cosas, porque tenemos que empezar a mirar juntos, ver necesidades y dar respuesta como en su día lo hicieron nuestros fundadores.

Termino otra vez con la frase del Salmo 125, “Dios ha estado grande con nosotros y estamos alegres”. Que esta alegría perdure en el tiempo, que esta alegría de ser bautizados nos lleve a estar siempre en continuo movimiento, que Dios a través de su Santo Espíritu nos conceda la suficiente valentía para arriesgar por llevar el Evangelio a todos los confines de la tierra. Que San Andrés y Santa Juana Isabel intercedan por todos nosotros.

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