Me gustaría empezar estas líneas recordando el Salmo 125: “El Señor ha
estado grande con nosotros y estamos alegres”. Esta frase del Salmo podría
describir a la perfección lo que vivimos el 6 de julio en la Casa de Oración de
Egiluze, en un primer encuentro que tuvimos con el Consejo General, las
Superioras de Comunidad y las Hermanas que quisieron participar junto con
algunos de los laicos pertenecientes a la Fraternidad Molante.
Un día precioso, soleado, con sensaciones tan gratas que presentíamos todos
de que algo bueno y grande iba a suceder. El Espíritu Santo, que siempre
dinamiza a su Iglesia y a sus miembros no dejó de estar tan presente que
incluso pudiésemos estar sintiendo un “Pentecostés”. Susana nos introducía en
lo que se pretendía con esa mañana de trabajo y posterior comida festiva. Como
era de esperar nos fuimos presentando cada uno de nosotros, algunas caras más
conocidas que otras, pero que al final del encuentro todos pudimos decir “ahora
sí nos conocemos, ahora sí sabemos que hacemos, ahora sí vivo en la confianza
de sentirnos una misma Familia Hijas de la Cruz”. Susana nos decía, “cada uno
donde está, cada uno con sus vivencias y particularidades, cada uno desde su
vida propia; pero todos viviendo el Carisma de enseñar, curar y realizar toda
clase de buenas obras…”. Es ahí donde nos une, nos une nuestro Bautismo y ese
compromiso de vivir la fe, por y para el Evangelio.
“ahora sí nos conocemos, ahora sí sabemos que hacemos…”
En la segunda parte de la mañana, se presentó el trabajo que las
Comunidades habían hecho en torno a lo mandado en su día por el CILS. Nuestra
sorpresa fue ver como la acción del Espíritu Santo suscita en nosotros cosas
bellas. Vimos como los trabajos presentados por las Hermanas y por la
Fraternidad Molante, en distintos ambientes, en distintos tiempos y
trabajándolo cada uno por separado, eran de tal similitud que solo puede darse
si lo que estamos haciendo lo hacemos bajo la mirada de Dios.
Hablamos de futuro y de pasos que podemos dar; salió el cuidar la
comunicación, crear espacios donde nos vayamos conociendo… En palabras de
Susana “alargar la tienda” en un pensamiento y oración constante de manera
bidireccional. Claro que es posible, claro que llegaremos a grandes cosas,
porque tenemos que empezar a mirar juntos, ver necesidades y dar respuesta como
en su día lo hicieron nuestros fundadores.
Termino otra vez con la frase del Salmo 125, “Dios ha estado grande con
nosotros y estamos alegres”. Que esta alegría perdure en el tiempo, que esta
alegría de ser bautizados nos lleve a estar siempre en continuo movimiento, que
Dios a través de su Santo Espíritu nos conceda la suficiente valentía para
arriesgar por llevar el Evangelio a todos los confines de la tierra. Que San
Andrés y Santa Juana Isabel intercedan por todos nosotros.