jueves, 10 de diciembre de 2020

ENTRE PUCHEROS ANDA EL SEÑOR

Hoy, día de Santa Teresa de Jesús, me hace recordar esa frase de ella tan popular: «entre pucheros anda el Señor».

Automáticamente me viene el «puchero», -si se le puede llamar así- que tenemos en casa.

Hace siete meses que se cumplen en Argentina, desde que se paralizó el país a causa del covit 19. Ahora no está tan parado como antes, pero todavía, para desplazarse a otro municipio se necesita permiso.

En medio de esta situación, donde había gente que de por sí vivía una economía bien vulnerable, con un trabajo «no oficial», recogiendo cartones... esta situación lo que hizo fue perjudicarla mucho más.

De todos modos no podemos olvidar los signos del Amor de Dios que se reflejan, de un modo especial, en situaciones de dificultad, de dolor, de sufrimiento...

En el barrio de Reysol de Zárate, conocimos a gente que se puso a hacer la olla popular, para compartir la comida con la gente que más necesita. Cuando se hace la comida, va gente con un recipiente y le da una cantidad, teniendo en cuenta cuántas personas son en esa familia. Después, la Hermana Isabel con otra gente de la Capilla de Medalla, se comprometieron a hacer comida cada quince días. Conocieron a algunos que también querían ayudar en este proyecto y, actualmente se hace todos los sábados.

Además se ha creado una especie de grupo, donde están los diferentes lugares del barrio donde da comida o merienda, intentando ayudar a la gente más desfavorecida. De este modo, se hace la olla popular unos tres días a la semana y una merienda.

Hay gente que aporta económicamente y con alimentos. En algunos lugares donde se compra la verdura, el pan, etc., dan gratuitamente parte de los alimentos, porque saben su finalidad. Tenemos una cazuela bien grande que también ha sido donada.

Los sábados es cuando Isabel con gente de la Capilla de Medalla y otras personas, hacen la comida. Después la llevan al barrio y se alimentan un poco más de cien personas.

Lo que a veces es difícil es la constancia pues, lo que al principio iba a ser quince días y se alargó para un mes... ya se cumplen hoy siete meses. Algunas personas, por diversas circunstancias no pudieron ayudar en momentos puntuales o dejaron de hacerlo pero, se han implicado otras nuevas.

Volviendo a la frase de Santa Teresa de Jesús, confirmo que en estos pucheros anda el Señor. Como está escrito en Mt 25, 35: «Porque tuve hambre y me distéis de comer».

Nuestro deseo es que llegue lo antes posible el momento en el que haya una vacuna para el covit 19 y podamos volver una «vida normal», si es que esta gente alguna vez la ha conocido.



LA COMUNIDAD DEL VALLE DE KARRANTZA

Actualmente, en el Valle de Karrantza, las Hermanas viven en un piso, pero el origen de esta comunidad fue la casa parroquial como respuesta a una llamada del Obispo.

Mariví Vadillo, Consuelo Izquierdo y María Luisa Izura, acompañaban con el párroco a las catorce parroquias dispersas,-si no me equivoco-, que hay en este valle. 

Es importante tener en cuenta que se trata de una zona rural, un valle con sus montañas, donde se necesita un coche para poder desplazarse. La carencia del medio de locomoción dificulta poder llevar a cabo la misión, por las distancias físicas que hay entre las diferentes parroquias.

Las Hermanas tenían una reunión semanal para organizar los diferentes compromisos que puede tener una parroquia: celebraciones, catequesis, Cáritas… Cada quince días participaban de una reunión comarcal, con los sacerdotes de la zona.

Como era imposible celebrar la Eucaristía en todas las parroquias del valle, se iban alternando, y las Hermanas se encargaban de animar la Celebración de la Palabra en algunas parroquias en las que no iba a poder hacerlo el párroco.

Unos años después, llegó a esta comunidad Angelita Baztán. Como ella dice, los compromisos ya estaban bien organizados y su primera misión fue desplazar en coche a las Hermanas a sus lugares de compromisos. 

Más tarde, Maria Luisa Izura pasó a formar parte de la comunidad de Irún por problemas de salud.

Fue un tiempo de un trabajo pastoral intenso vivido con alegría, pero tras dieciséis años, la organización parroquial experimentó un cambio y las Hermanas fueron a vivir a un piso llevando a cabo una misión diferente. 

Algún tiempo después, Consuelo Izquierdo se trasladó a Limpias, tras el fallecimiento de Teresa López, y a pesar de las distancias, forman una sola comunidad, compartiendo algunas reuniones y reflexiones, celebrando juntas fechas especiales tanto de fe, -las litúrgicas-, como de vida, -los cumpleaños-. Comparten la misma misión aunque en contacto con diferentes personas.

En Karrantza, hasta hace poco tiempo, Marivi siguió animando la Celebración de la Palabra. Las visitas a la gente se siguen haciendo de un modo informal: el «compromiso de la escucha», tan importante aunque muchas veces no somos conscientes de ello. Sólo nos damos cuenta de su valor cuando echamos de menos a gente con la que poder hablar, o después de haber vivido la experiencia de conversar con personas de confianza que transmiten empatía, amor...

Termino dando las gracias a Mariví y a Angelita, y recordando también a Isabel y a Consuelo, –cuyo testimonio ya compartimos en el primer Boletín-, y que forman parte de su comunidad actual, a pesar de la distancia.

Seguid transmitiendo el mensaje evangélico, ante todo por lo que sois, dando testimonio de la alegría de vivir con Dios y para Él, en la sencillez de vuestras vidas.